Visita urbana de Belmonte de San José
Tras la visita a la ermita de San José volvemos sobre nuestros pasos para visitar, ahora sí, el casco urbano y la iglesia parroquial del Salvador
La localidad: recorrido urbano
Estamos ante otro pueblo turolense en el que hay que entrar para apreciar el encanto de sus calles, plazas, casas y habitantes.
El plano se desarrolla de norte a sur y tenía dos entradas con portal, el de la Muela, para los que venían de Alcañiz y el de Soldevilla que mira hacia Monroyo. Entramos por este último llamado así porque es el lugar por donde empieza el sol a iluminar la villa. Está fechado en 1746. El paso se realiza bajo un arco de sillería rebajado en el que asoman las dovelas que lo conforman. A su lado tiene un cubo de la muralla transformado en la actualidad en vivienda.
Traspasado el arco se abre ante nosotros un casco urbano con edificaciones realizadas en piedra de sillería, con grandes balconadas y puertas con arcos de medio punto y en algún caso escudos en la clave. De estas características es la Casa Bosque, solariega, construida en el siglo XVI, en concreto en 1516. Responde al modelo de las grandes viviendas que proliferan por los pueblos de Aragón. Tiene tres pisos, la planta inferior con la puerta y el escudo, un segundo piso con dos grandes balcones y un tercero con una galería de arquillos y un gran alero de madera.
Seguimos por la calle San José para llegar al Ayuntamiento. Es un edificio renacentista de tres plantas construido unos años más tarde que la casa Bosque. Data de 1575. En la planta baja dos grandes arcos forman la lonja o trinquete. En esta planta se sitúa la antigua cárcel que está rehabilitada y se enmarca en la Ruta de las Cárceles del Mezquín y el Matarranya. En la lonja se monta el mercado y la plaza ha tenido, hasta finales del siglo XX, función de plaza de toros.
Si recorremos la plaza del ayuntamiento nos encontramos con la casa Membrado, del siglo XVIII, lugar de nacimiento del escritor regeneracionista Juan Pío Membrado (1851-1923), impulsor y primer presidente de la sociedad “El fomento del Bajo Aragón”. En la casa hay una “reja parlante”, llamada así por su forja: “Soy de Matías Membrado. 1743”.
El paseo continúa y nos vamos encontrando con la calle Francia donde fueron a parar los emigrantes franceses durante el siglo XVII. Pasamos por el palacio-caserón renacentista del Solá, construido en 1539, por el antiguo horno convertido en sala multiusos, pasamos de una plaza a otra por los restos de una casa, transformados en un pasadizo. Por todas las calles los vecinos cuidan grandes macetas con plantas exuberantes que le dan al callejeo un ambiente acogedor.
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