Cañada Verich
Rumbo al este, y a unos escasos 4 kilómetros se encuentra la Cañada de Verich. Nos acompañan los campos de cultivo y del barranco de la Vall. En esta vía se encuentran las canteras de arcilla refractaria que durante muchos años han dado de comer a parte de los paisanos de la zona por ser extracción bajo tierra. En la actualidad las explotaciones a cielo abierto ha provocado que sólo trabajen apenas dos personas por mina.
El contacto de La Cañada es José Antonio Eixarch, alguacil del ayuntamiento, que nos cita en las afueras para visitar el exterior de la ermita del Pilar construida durante el Barroco.
La siguiente parada es el Museo del Molino sobre el proceso de la extracción del aceite de oliva. El recinto pequeño, restaurado con mimo, nos muestra la selección, moltura, prensado, filtrado y decantación para conseguir el oro líquido. Las máquinas funcionan a la perfección y así lo nos lo muestra José Antonio al accionar el mecanismo.
Camino de la plaza principal pasamos por los lavaderos que se nos presentan hundidos y muy céntricos con respecto a la localidad. La plaza alberga los edificios principales como son la iglesia parroquial y el ayuntamiento.
Entramos en la iglesia dedicada a San Blas. De nuevo un espacio acogedor nos muestra una construcción gótica de nave única, sin vanos con cabecera poligonal y bóvedas de crucería. La portada es muy sobria, con elevada espadaña y contrafuertes.
El ayuntamiento se ubica en un antiguo palacio calatravo. Es un edificio enorme con tres alturas y portada con arco de medio punto.
Solo queda la nevera a la que accedemos por un camino que nos lleva hasta el barranco de la Cañada. José Antonio nos explica que fue restaurada en 1996. Para acceder a esta construcción contrataron los servicios de entibadores de minas. Así que tanto la entrada como la bóveda interior resultan espectaculares.
Volvemos al pueblo y tomamos la carretera hacia La Cerollera.
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