
Batea
Pueblo con historia similar a la de su vecina Mazaleón, por aquí pasaron también los íberos, los romanos y los árabes. En 1153 se nombra la localidad por primera vez en un documento escrito en el que Ramón Berenguer IV dona el territorio a la orden militar de los Templarios de Miravet.
Doscientos años más tarde, en 1317 los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan heredan los territorios de los Templarios pasando Batea a esta orden. Tras muchas guerras y epidemias durante la Edad Media, con el siglo XVIII llega una época de prosperidad y finalmente damos un salto cronológico para ubicarnos en la Guerra Civil en la que esta zona quedó en la retaguardia del Frente del Ebro provocando la proliferación de hospitales de campaña. En la actualidad es un pueblo próspero perteneciente a la provincia de Tarragona y a la comarca de Terra Alta, famosa por sus vinos. Batea no se ha quedado atrás en la renovación y mejora de sus caldos y ahora cuenta con numerosos cellers que le dan fama y generan una gran actividad económica.
Plaza de Catalunya
Llegamos hasta una amplia plaza, la de Catalunya donde aparcamos el coche. Este espacio se ha ido transformando a lo largo de la historia y de las necesidades de la localidad. En origen era una explanada con una gran balsa. Aquí llegaban los viajeros y comerciantes desde la zona del Mediterráneo o desde Aragón con los animales de carga. Era un punto de encuentro donde descansaban los hombres y abrevaban los animales. El cambio de medios de transporte provocó que la explanada deviniera en plaza, se desecó la balsa y se embaldosó el suelo convirtiéndose poco a poco en lo que ahora contemplamos. Actualmente, los vecinos se reúnen aquí y urbanísticamente es el nexo de unión entre el pueblo medieval y el que creció con la expansión económica del siglo XVIII hasta la actualidad.
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